Puede que los datos que indique a continuación del análisis a los resultados de una breve encuesta aplicada para sondear el nivel de confianza de las personas hacia los políticos actuales no sean del todo sorprendentes, muchos podemos vaticinar y decir que la gente ya no confía en los políticos hoy en día.
Tomando en consideración una escala de medición entre “Nula confianza” y “Mucha confianza”, los resultados que obtenía de la primera opción se llevaba la mayoría de porcentaje, mientras que las opciones centrales (muy poca – poca – suficiente) obtenían unos porcentajes casi equitativos y bajos. Pero termino siendo curioso conocer que la última opción, “Mucha confianza” se llevaba un resultado bastante significativo dados los tiempos que vivimos.
Para ser más precisa, la valoración de “Nula confianza” resultó ser la opción más respondida con un 52%, el resto se dividía entre las demás opciones con porcentajes mucho más bajos, y la opción de “Mucha confianza” ofrecía casi un 30%, quedando así en una segunda posición.
Se pueden establecer diversidad de hipótesis para tratar de explicar los últimos resultados, pero acá simplemente he tratado de medir el nivel de confianza que tienen las personas en los políticos hoy día. Y sin embargo no es posible dejar de hacer conjeturas al respecto, podría establecer tres facetas por las que atraviesan las personas: fidelidad a un partido bien sea por tradicionalismo, porque toda la familia milita con dicho partido o porque con ese partido en particular ha vivido satisfactoriamente; podría ser que su descontento le hace optar por otro político que ya conoce; o simplemente prefiere no perder su tiempo y seguir “confiando” en el mismo, bajo esta última hipótesis queda muy bien aplicar la filosofía: “mejor malo conocido, que pésimo por conocer”. Y es que si ésta última hipótesis cobrara vida y fuerza, entonces aún mucha gente sigue lamentablemente dormida o ¿abducida? votando por los mismos políticos de siempre, pero “despierta” para quejarse de cómo marcha el país, de lo mal que está la economía y de lo pobre que resulta el sistema judicial.
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