Según resultados obtenidos de un estudio sobre fecundidad y trayectoria laboral aplicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y realizado a 10.000 mujeres de entre 15 y 75 años, revela que el 75% de las madres trabajadoras han tenido problemas laborales por la maternidad.

El salto de la mujer en la historia por el cambio hacía una vida profesional ha sido grande, aún cuando en el 2006 la dificultad por acceder a puestos de responsabilidad, la desigualdad de ingresos con respecto al hombre y la distinta implicación en la división de las tareas domésticas fueron marcando el camino para la revolución femenina, hoy por hoy datos como los que revelan los resultados de dicho estudio no podemos decir que ha sido prueba superada, al parecer todavía nos queda camino por andar, teniendo en consideración actualmente datos relevantes en cuanto a los cargos de responsabilidad que ocupan mujeres en importantes empresas, la cantidad de emprendedoras que han iniciado sus propias empresas, el alto número de mujeres militares, además del alto rendimiento académico en universidades y escuelas de negocios y que tenemos la tensión de cumplir al 100% con el trabajo, en casa, con los hijos, los padres o las parejas, es decir, nos vemos obligadas a transformarnos en “supermujeres”.

Hasta el 2006, según estudios e informes, España estaba por debajo de la media de la UE en casi todos los indicadores laborales femeninos, y aún cuando se presento una Ley de Igualdad que incluye la obligatoriedad de que haya planes de igualdad en las empresas y que hay que exigir que se cuente con el talento de la mayoría de la población, considero que no es mucho lo que hemos avanzado.

Al igual que el estudio aplicado por el CSIC confirma las trabas laborales que podemos tener por el simple hecho de ser mujer en edades fértiles, así mismo se pudo apreciar en el programa de “Comando Actualidad”, se creo la situación de una mujer profesional buscando trabajo y a todas las entrevistas a las que asistió, y que grabó con cámara oculta; en todas la situación giraba de manera brusca cuando ésta decía que estaba embarazada, la respuesta que recibía era que lo iban a consultar con el director o supervisor del departamento y que luego le llamarían, llamada que no llegaba.

Seguramente muchas de vosotras conozcáis historias similares o sóis las protagonistas de algunas de estas historias, en donde si eres candidata para un cargo ofertado pero que si hay 6 candidatos y tú eres la mujer que tienes 2 hijos o no tienes y con pareja, y tenéis planes de tenerlos nunca te lo dirán pero contratarán a cualquiera de los otros candidatos.

Después de haber ganado en independencia económica y en desarrollo profesional y la mayoría ha sacrificado el tiempo de compartir con sus hijos, convirtiéndoles en madres de fines de semana hoy en día nos decimos que no estamos preparadas para ser amas de casa, como nuestras madres o nuestras abuelas; nos hemos formado y crecido bajo otros valores, la familia no se ha perdido ni se perderá pero bajo el movimiento de la liberación femenina se perseguía la igualdad en cuanto a conocimientos, educación, cargos ejecutivos en pro de la independencia de la mujer, de también aportar en el hogar y de formar parte del terreno laboral, además del progreso económico y social del país.

Resulta irónico cuando podemos ver como se están formando generaciones creyendo en las igualdades, en donde hombre y mujer obtienen la misma educación pero por otro lado aún seguimos viendo discriminación y desigualdades laborales por parte de algunas empresas, lo cual me lleva a la interrogante ¿estamos en España, en el siglo XXI? o ¿vivimos en una dimensión paralela y retrógrada?, era en los tiempos de la abuela que las mujeres tenían que resignarse a quedarse en casa y solo desempeñar las tareas del hogar, criar a los hijos y esperar al marido con el plato de la comida listo en la mesa.

Sinceramente historias como estas son de esperarse de sociedades que se caracterizan por la marcada división entre sexos pero nosotros no debemos retroceder en el tiempo.

¿Maternidad y trabajo incompatibles en pleno siglo XXI?
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