Lo comenté hace unas semanas y tiempo atrás también lo había hecho. Las redes sociales han venido a alimentar egos, a aumentar banalidades y ayudar a muchos a vender humo, y siento que me asfixio entre tanta auto-promoción en Social Media. Enlaces que venden productos digitales, cursos online, conferencias (sobre cómo vender en Social Media), DM’s invitándote a visitar páginas web que te ofrecen servicios en Social Media y, de paso, les subas el tráfico, esto y más se encarga de llenar mi Stream, mi Time Line, mi muro y mi bandeja de entrada.
La auto-promoción se ha convertido en algo tan ubicuo como los banners publicitarios o como los memes con el mensaje del momento, y qué pasa con todo esto, terminan siendo ignorados.
La ausencia de las barreras tradicionales para la promoción, como para conseguir un contrato discográfico, o para lograr publicar un artículo en un periódico o revista ‘aclamado’, son metas muchas veces difíciles de alcanzar por no tener el dinero suficiente para contratar a profesionales del sector, entonces en las redes sociales todos somos capaces de promocionar lo que queramos, y cuando queramos.
El problema está en que ahora todos los publicistas, profesionales del marketing, promotores y demás están constantemente hablándoles a otros en un intento de vender lo que pueden hacer. El Social Media se ha convertido en una caja de resonancia del ‘Compra Ahora’, mientras por un lado otros argumentan el porqué no deberías vender directamente en las redes sociales.
Pocos nos detenemos a pensar en que lo que hacemos podría ayudar a otras personas, en realidad la única meta que tenemos es vender a tantas personas como sea posible. Y esto es lo que está sucediendo en las redes sociales, una corriente sin fin de vender el uno al otro.
Por lo tanto, ¿cómo romper la barrera de la auto-promoción para conseguir comunicar nuestro propio trabajo?
La respuesta es engañosamente simple, y siempre ha sido la misma incluso antes de la existencias de las redes sociales: haciendo un gran y valioso trabajo.
Quizás la balanza no está tan equilibrada cuando se hace la comparativa entre promoción vs. hacer el trabajo. Quizás lo mejor es no enfocarnos en promocionar lo que hacemos, sino enfocarnos en hacer el trabajo real.
La promoción es necesaria, pero en gran parte es estar dando un vistazo a lo que ya se ha hecho. Es preferible mirar hacia adelante, a lo que todavía se está por hacer.
Un enfoque que nos conducirá cada vez mejor a perfeccionar nuestro trabajo que a hablar del mismo, deja que las personas que han contratado tus servicios hablen de lo que has hecho.
Al final tus clientes serán los mejores vendedores y promotores de tu trabajo. La idea radica en la concentración total de hacer un gran y valioso trabajo para tus clientes y asegurar de que cada uno esté tan satisfecho con el resultado final que suba a gritar desde la azotea, o lo que es lo mismo hoy día: Twitter, Facebook o cualquier otra red social.
¿Y sí Twitter o Facebook mueren mañana? ¿Te preocuparías? Usar las redes sociales para conectar con personas interesantes, compartir ideas y opiniones resulta más atractivo para ayudarte a perfeccionar tu trabajo. Además si damos un simple vistazo al comportamiento de los usuarios en Twitter, por ejemplo, muchos prefieren hacer RT’s y re-compartir tus ideas en vez de hacer click en el botón… ‘Compra ahora’
Si la auto-promoción en las redes sociales no está recibiendo la respuesta deseada como para la construcción de una base de clientes, entonces la solución no es más promoción. Lo que probablemente significa es más concentración en perfeccionar tu trabajo o, por lo menos reorientar lo valioso del mismo hacia su público objetivo.
Las redes sociales son un amplificador, pero no pueden crear valor si éste no está presente en tu trabajo.