Existen temas que parecen no tener fin, simplemente se podría decir que se transmutan en el tiempo pero que en el fondo no han cambiado en lo absoluto. Cuando hablamos de publicidad podemos toparnos con diversas quejas enfocadas en aquella publicidad invasiva, esa que te encuentras en tu buzón, la que pasan debajo de la puerta de tu casa o la que te encuentras pisada por el limpiaparabrisas de tu coche; pero cuando nos trasladamos a nuestras casas virtuales, esos pequeños pero grandes espacios que trascienden las fronteras y que son nuestros perfiles en las redes sociales, no nos escapamos de este síndrome de la publicidad.
Nos hemos escudado detrás de una promesa que nos han venido vendiendo para poder tener el control de decidir, qué publicidad quiero ver, de qué productos o servicios quiero disfrutar y qué marcas tienen cabida en mi vida virtual. Hasta ahí vamos bien, creemos que seguimos teniendo el control de todo esto, pero ¿qué sucede cuando en nuestro muro de Facebook nos aparecen anuncios publicitarios que no hemos solicitado o con productos o servicios que no son de nuestras preferencias?, es simple, encajamos en el perfil como consumidor por los datos que le hemos dado a los señores de Facebook y que se encargan de indicarle al anunciante que somos su target objetivo. Hasta aquí seguimos teniéndolo claro, ¿no?
El centro de todo este asunto es cuando nos sentimos invadidos por aquellos perfiles de marcas bajo la categoría de un perfil personal, que dicho sea de paso todavía existen y se siguen reproduciendo como Gremlins, y con esta comparación ya acabo de aniquilar cualquier mínimo pensamiento hacía mí como, “que joven es esta chica…”
Toda esta parafernalia me lleva a tratar de describir las experiencias que a diario podemos tener en las redes sociales, Facebook se encarga de segmentarte según tu edad, sexo, ubicación geográfica, gustos personales, etc… etc… perfecto, esta segmentación era lo que todos veníamos pidiendo a gritos desde hace tiempo y que hoy día es posible. Pero aún continúan esas cuentas con fines comerciales bajo el perfil de una cuenta personal.
Resulta que Google+ tampoco se escapa de todo este drama, en los inicios de esta plataforma una de sus limitaciones era que los perfiles personales no aceptaban pseudónimos sino nombres reales, muchos se quejaron porque ya tenían una marca creada en las otras redes con nicks por los que eran reconocidos y estaban en todo su derecho, tan así que Google+ cedió frente a dicha situación, entonces los perfiles personales podían tener nicks, y así comenzaron a aparecer los perfiles de índole personal con nicks, marcas, etc.
Luego Google+ se lanza con las Business Pages y se conocen sus limitaciones, una página de negocios no puede incluirte en sus círculos si tú como persona no la incluyes antes y que si éste decide eliminarte de los mismos automáticamente estas fuera de los círculos de la marca, toda una atractiva ventaja. Pero los más listos prefieren continuar dándole vida a la publicidad invasiva, y lo perfiles personales con nombres de marcas siguen apareciendo e incluso te siguen agregando a sus círculos.
Tanto Facebook como Google+ podrán tener sus fallos, sus ventajas y desventajas, cada quien debe decidir qué uso darles, decidir si quiere estar en ambas, en ninguna o solo en una de ellas, aquí en realidad debemos darnos cuenta es que somos nosotros mismos, las personas, quienes nos encargamos de mejorar o empeorar los espacios que nos ofrecen. Ni Internet ni las redes sociales han sido creadas pensando en los pederastas, ni en los hackers, ni en los ecológicos, ni en los spammers, simplemente han sido creadas pensando en las personas en general, para comunicarnos, para socializar, para compartir o para aprender.
Está en nosotros mismos saber convivir de la misma forma como tienes que hacerlo en tu entorno real, ¿que toda marca tiene derecho a subsistir? sí, pero que las personas tengan el derecho a escoger con qué marcas quieren interactuar. Mientras estos perfiles sigan manteniendo como estrategia el uso de la publicidad invasiva seguirán recibiendo como respuesta un total rechazo por parte de la comunidad, y es entonces en donde surgen las crisis de reputación, las discusiones sobre el fail que puede ser Social Media para algunos, en definitiva… la historia sin fin.
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