La verdad es que no deja de sorprenderme la capacidad que tenemos los seres humanos de crear aplicaciones absurdas como consecuencia de las facilidades tecnológicas que tenemos hoy día para propagarlas. Una vez creado el correo electrónico se inventaron las cadenas, que a excepción de Chávez que abusa de ellas para emitir y propagar su estupidez, también existen los que han creado diversidad de cadenas o “manuales” a seguir casi de manera “obligatoria” mientras te “aterrorizan” con miles de “maldiciones” que caerán sobre tu vida por no seguir sus indicaciones.
Una vez que aparecen las redes sociales, apareció el ego 2.0 o lo que es mejor aún, el gurusismo 2.0, que sin llegar a amenazarte con maldición alguna casi llegas a sentir pánico por no ser su fan o seguidor. Y como para compensarlo aparecen los creadores de los tests de personalidad; los regalos virtuales en tu muro de Facebook; las demostraciones de cariño, que según el autor vienen determinados en su particular escala de valores indicando entonces el cariño o afecto que tú recibes en tu vida real; las frases tomadas de las canciones de moda que vienen siendo el mensaje de tu día. Vamos que nos han arreglado la existencia a unos cuantos.
Está claro que cada quien personaliza su cuenta en Facebook a su gusto y en cualquier otra red social, al menos a mí me han quedado claro ciertos aspectos y que aquí os dejo:
1.No me regales flores, que al final ni huelen y mucho menos podré colocarlas en algún rincón de mi casa para que sean decorativas.
2.No me mandes besos ni abrazos, nada mejor que sentirlos en modo 1.0
3.Ni se te ocurra enviarme bombones, que con todo y lo adicta que soy al chocolate, resulta que ni pasándole la lengua al monitor lograré disfrutarlos.
4.No me envíes una invitación para que un test de personalidad con toda clase de errores ortográficos me diga cómo soy, que hasta ahora tengo muy claro, y a lo que voy.
5.Los mensajes de las galletas y los tréboles de la suerte no han sido lo suficientemente acertados hasta ahora, y lo que es peor la podrida galleta ni se puede comer.
6.No quiero ser granjera, en realidad debe ser un temor patrocinado por la revolución bolivariana, que se encargaron de expropiar cualquier terreno productivo para dárselos a todos aquellos que comulgan con sus ideales y convertirlos en terrenos improductivos.
7.No me sigas invitando a Yoville, ni enviándome regalitos para que decore la casita virtual, que en resumidas cuentas también ahí se trabaja demasiado para que no te alcance el dinerillo.
8.Y mucho menos se te ocurra decirme cómo beso, que al final de cuentas no te conozco.
Probablemente vosotros tendréis más motivos que yo para omitir estas aplicaciones, y sí os apetece podéis dejarlas como opinión para así ir enterándome de que otras he pasado por alto, pero vamos que hasta ahora no dejo de hacerme la pregunta de: ¿cómo hemos logrado sobrevivir sin estas aplicaciones?
La propagación de lo absurdo